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Cipriano y Rosamaría,
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dejan a su hijo encargado,

y como espaldas mojadas,
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se cruzan p’al otro lado.

Pronto encontraron trabajo,
                 E 
por el rumbo de McAllen,

ella es muy joven y hermosa
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y el de los hombres que valen.

Al gringo dueño del rancho,
                         E 
le gusta la hembra al instante,

fué por temor o amenaza,
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pero la hizo su amante.

Alguien le avisa a Cipriano,
                    E 
y este como fiera herida,

con un puñal en la mano,
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les quita a los dos la vida.
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Mata primero al gabacho,
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ella asustada gritaba,
                   E 
si no le daba mi cuerpo,
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la migración nos echaba.
                  E 
pero Cipriano juzgando,
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de su mujer se vengaba.

Estuvo veinte años preso,
                       E 
y hoy al cruzar la frontera,

en el lado mexicano,
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un hombre joven lo espera.

Padre le dice al mirarlo,
                       E 
lo estrecha contra su pecho,

lo que le hizo a mi madre,
                      A 
le juro que está bien hecho.
                         D 
Yo a usted ya lo he perdonado,
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sin odio y sin egoísmo,
                      E 
si una mujer me traiciona,
                      A 
también yo le hago lo mismo,
                    E 
ya les conté la tragedia,
                     A 
de un mexicano y un gringo.