El Viaje del Entendimiento: Entre la Resiliencia y la Luz Divina
En el vientre del existir, donde el tiempo siembra misterios
Se alza el espíritu que aprende a danzar con el viento
Como mareas que no resisten el llamado de la Luna
Pero se moldean, dóciles, al orden que rige los astros
Los desafíos llegan como el invierno sobre los campos
Frías tormentas que doblan los troncos altivos
Más quien aprende a inclinarse sin quebrarse
Descubre el secreto oculto de la verdadera fortaleza
Resiliencia no es solo soportar las penas del mundo
Sino esculpir con ellas la grandeza de un alma despierta
Como el río que no lucha contra la roca imponente
Sino que la desgasta, gota a gota, hasta vencerla
Entender las mañanas es más que saludar al Sol naciente
Es saber que la luz regresa tras cada noche
Y que hasta la sombra del atardecer tiene su propósito
Enseñando que todo tiene su tiempo de brillo y de calma
El amor no es solo el dulce calor de un abrazo amigo
Ni solo la alegría que ilumina los días de fiesta
Sino la aceptación del otro en su pureza y en su sombra
Sin pretender moldearlo a la ilusión del propio ego
Saber ser amado es un don que pocos poseen
Pues exige despojarse del miedo y la desconfianza
Permitir que el afecto florezca en su entrega
Sin encadenarlo a la posesión, sin ahogarlo en la vanidad
Los sueños son semillas lanzadas al vasto horizonte
No todas germinan, pero cada una guarda un secreto
Algunas duermen en la tierra hasta que la lluvia las despierte
Otras se pierden en el viento, pero adornan los cielos
El éxito no se mide por coronas de oro y laureles
Sino por la paz que reposa en el pecho del justo
Aquel que entiende que su verdadera victoria
Es levantarse tras la caída, sin rencor y sin orgullo
Quien se embriaga en la vanidad olvida su pequeñez
Como un rey fascinado por su propio reflejo
Que no ve que el trono es frágil y la gloria efímera
Pues el tiempo derrumba los palacios de los soberbios
La soberbia ciega y ensordece el alma errante
Le susurra mentiras sobre poder e inmortalidad
Pero aquel que ve más allá de las ilusiones del orgullo
Encuentra en el silencio la voz que nunca engaña
El poder divino no se impone con relámpagos y truenos
Sino que se manifiesta en el rocío que besa la hierba
En el gesto anónimo que levanta a un hermano caído
En la esperanza que renace en la mirada de los afligidos
Dios se revela en las cosas simples y en las almas puras
En la paciencia de quien cultiva un huerto en el desierto
En el perdón de quien elige amar en vez de herir
En la paz de quien confía, aun sin ver el camino
Entender la vida es abrazar sus ritmos secretos
Bailar con el tiempo sin ansias de llegar al final
Aceptar que el dolor enseña y la alegría sana
Y que todo es un ciclo que renueva y perfecciona
Quien entiende las mañanas, acepta los anocheceres
Pues sabe que la oscuridad también tiene sus plegarias
Y que en el vientre de la noche nacen nuevas auroras
Listas para cubrir el mundo con promesas de luz
El amor y el sueño caminan con las manos entrelazadas
Pues quien ama de verdad nunca teme
Y quien sueña sin miedo ya roza el cielo
Pues en su pecho habita la fe que mueve montañas
Y así, en la danza eterna entre luchas y esperanzas
Descubrimos que el verdadero entendimiento
No está en poseer todas las respuestas
Sino en saber preguntar con humildad y gratitud