¡Única tú,
en mi existencia al fin,
golpeada por mil vientos!
¡Única tú,
porque supiste ser
canción y rosa y beso!
¡Única tú,
por tu resignación,
por tu honda fe en mi amor y en mí!
Porque no sé olvidar
que en el instante gris
me amaste más y más.
¡Única tú,
pequeña y tibia hoy,
graciosa y tibia siempre!
Dulce rumor,
con aires de la flor,
que a mi me gusta más.
¡Única tú,
aquí en mi corazón,
que sólo en ti logró la sed calmar!
¡Única tú,
aquí en mi corazón
y para siempre o más!