Graciela ayer recomendaba el postergar mi solución: que por lo pronto me guardara e sa razón que lastimaba mi corazón, pues yo debía esperar al sentir el peso de este vacío sin fin. Pero, ¡qué empeño si ya no sueño! Ni siento el pulso de la no che. Graciela: el hecho de la muerte está en mi ceño con amor pues voy tan sólo como un puente que sirve tanto como un paso a otra región que todos pasan y pasan así, sin detenerse a vivir para mí. Con esa seña como volverme y andar mi espalda que se gasta bajo el sol. Pues si la muerte es lo que viene hay que ocupar esa distancia en la que va a llegar. No nos sorprenda antes de terminar. Ya ves Graciela: esa es la suerte del que cela por su bien o por su mal.