(De "La magia más vieja" - 1970) Pobrecita la llave fría y callada, días de vuelta y vuelta, siempre mandada. Llave de andar cerrando puertas oscuras por un sueldo miserable y por las dudas. Pobrecita la llave, a veces veo como tapan su boca y los deseos. Hay días en que sale, viste uniforme, así de gala se cree un hombre. Y cuando llega la hora de andar sin ropa yo le pego este grito, le canto coplas. Ésa es la hora en que la llave me escucha y llora, ésa es la hora. Pobrecita la llave, tanto suplicio, no sabe qué hacer conmigo ni con su oficio.