Hay en las líneas de tus ojos El esplendor de una alborada Y en el azul de tus ojeras El latir maravilloso De los cielos y del mar En el cristal de tu sonrisa El rutilar de las campanas Albos, destellos Para el alma Y cascabeles de bonanza En mi triste soledad Si tu quisieras ser la dueña De mi amor Si mi amada inseparable Fueras tú Lo que te ofrezco Humildemente bastará Para los dos Para los dos Una casita toda blanca Que será El santuario Para nuestra intimidad Con muchos pájaros y flores Un jardín Plenos de luz, de paz