Esas barriadas blancas me hacen recordar lo que tú tristemente, si, me hiciste odiar y me sonrío pensando en tu claudicación. Cuando quisiste tocarme la sien tus dedos temblaban cercanos al dolor al final tú me encendiste la piel. Y recogí la ropa en tu tocador y recogí pedazos de revolución. Ahora contemplo el desierto ante mí queriendo alcanzarte sin decir: "creo que vamos por un camino sin rencor". Me pregunté ¿qué era la vida para ti? una verdad que no sería ya sin mí.