Buenos Aires es un hombre Que tiene grandes las piernas Grandes los pies y las manos Y pequeña la cabeza Gigante que está sentado Con un río a su derecha Los pies monstruosos movibles Y la mirada en pereza En sus dos ojos, mosaicos De colores, se reflejan Las cúpulas y las luces De ciudades europeas Bajo sus pies, todavía Están calientes las huellas De los viejos querandíes De boleadoras y flechas Por eso cuando los nervios Se le ponen en tormenta Siente que los muertos indios Se le suben por las piernas Choca este soplo que sube Por sus pies, desde la tierra Con el mosaico europeo Que en los grandes ojos lleva Entonces sus duras manos Se crispan, vacilan, tiemblan A igual distancia tendidas De los pies y la cabeza Entonces sus duras manos Se crispan, vacilan, tiemblan A igual distancia tendidas De los pies y la cabeza Sorda esta lucha por dentro Le está restando sus fuerzas Por eso sus ojos miran Todavía con pereza Pero tras ellos, velados Rasguña la inteligencia Y ya se le agranda el cráneo Pujando de adentro afuera Como de mujer encinta No fíes en la indolencia De este hombre que está sentado Con el Plata a su derecha Mirá que tiene en la boca Una sonrisa traviesa Y abarca en dos golpes de ojo Toda la costa de América Ponle muy cerca el oído Golpeando están sus arterias Ay, si algún día le crece Como los pies, la cabeza Ponle muy cerca el oído Golpeando están sus arterias Ay, si algún día le crece A Buenos Aires Como los pies, la cabeza