Hallé una flor, un día, en el camino Que apareció marchita y deshojada Ya casi pálida, ahogada en un suspiro Me la llevé a mi jardín para cuidarla Aquella flor de pétalos dormidos A la que cuido hoy con todo el alma Recuperó el color que había perdido Porque encontró un cuidador que la regara Le fui poniendo un poquito de amor La fui abrigando en mi alma Y en el invierno, le daba calor Para que no se dañara De aquella flor, hoy, el dueño soy yo Y he prometido cuidarla Para que nadie le robe el color Para que nunca se vaya De aquella flor, surgieron tantas cosas Nació el amor que ya se había perdido Y con la luz del Sol, se fue la sombra Y con la sombra, la distancia y el olvido Le fui poniendo un poquito de amor La fui abrigando en mi alma Y en el invierno, le daba calor Para que no se dañara De aquella flor, hoy, el dueño soy yo Y he prometido cuidarla Para que siempre esté cerca de mí Para que nunca se vaya Para que nunca se vaya Para que nunca se vaya Para que nunca se vaya Para que nunca se vaya Le fui brindando cariño, un poquito de amor (para que nunca se vaya) Y en el invierno llenó mi jardín de color (para que nunca se vaya) Ay, cuando la vi, me enamoré Y me la llevé, me la llevé ¡Ave María! Puerto Rico, jaja Uy ¡Hasta acá, Sergio! Esto sigue