El todo dividido en todos se ve tan claro en tus ojos y prende de la enredadera que sale de ti Es la belleza de las plantas que siempre hacen juego con todo y cada uno, a su modo lo debe advertir y lleva las hojas de un libro y el sonido del mar adentro y cruza por el cielo abierto y llega a un jardín se desparrama entre mil manos se enreda pierna, pecho, codo y me sumerge de algún modo en el fondo del mar Me dice: aquí estarás seguro aquí no se aplican las reglas o nada mas que las eternas que son las que hacen la tierra girar Nada tiene de especial saber nadar a mi edad y eso tuve que elegir subir o dejarme hundir Respiro sin temor del agua y veo cosas que me asustan pero son las que mas me gustan por eso desciendo en un tobogán Y pido las explicaciones y aunque no tiene porque darlas se sienta me mira y me habla de todo lo que yo la quiera escuchar Y exigo ver esas raices y ella contesta: cuando quieras y todas las demás tonteras que a mi se me ocuerren, las hace por mi Y se alimenta desde el agua que es el reflejo de la vida y cura todas sus heridas con un movimiento que hace al bailar Me siento el único testigo de la belleza, aunque no es cierto pues cada cual tiene su templo y yo tengo el mío en el fondo del mar Nada tiene de especial saber nadar a mi edad y eso tuve que elegir subir o dejarme hundir