La campana de silencio Resonó en todo el presidio Y en cada alma y cada celda Más noche, el frío volcó Y el penado que esa tarde Fue marcado con un número Con más sombra en su amargura Sus recuerdos evocó Hubo un hombre Como todos Y también fue un niño un día Cuando una madre piadosa Le abrió un camino de luz Hubo un hombre cristalino Se llamaba Luís María En ofrenda al niño santo Y a la madre de Jesús Pero está escrito el destino En las entrañas del hombre Y no es con nombres amables Con los que se ahuyenta el mal Y por eso con sarcasmo La dulzura de su nombre Cuando le abrieron la cárcel Una angustia y un puñal