Había un Sol sin colinas En la carta que escribió, una ventana sin cortinas En su triste habitación Alcohol y drogas en la estricta dieta de su inanición Hubo un gato que maullaba, al único que le lloró En una foto una mujer con su sonrisa de coqueta Un revolver sin dos balas, entre vidrios de botellas Un televisor prendido y el teléfono en la cama Es cual estaba igual de frío porque nunca le sonaba Y decidió decir adiós, se refugió en furiosa calma Abrigado entre tormentas no se tuvo compasión Inanimado entre la duda del porque No se permitió crecer, tal vez por esa mujer o por reprobar inglés Y decidió decir adiós Y decidió decir adiós