¡Habla! ¡Habla tú, hospedé temeroso! Con tu pecho hueco Aún vestido en ruda armadura Vienes a asustarme No envuelto en bálsamos del Este Sino con tus palmas sin carne Extendidas como pidiendo limosna ¿Por qué me atormentas? Entonces, de esos ojos cavernosos Pálidos destellos parecieron surgir Como cuando los cielos del Norte Brillan en diciembre Y, como el flujo del agua Bajo la nieve de diciembre Vino una voz apagada de dolor Desde la cámara del corazón Salvaje era la vida que llevábamos Muchas las almas que volaron Muchos los corazones que sangraron Por nuestras severas órdenes ¡Fui un viejo vikingo! Mis hazañas, aunque numerosas Ningún Skald en canción ha contado Ninguna saga te enseñó Ten cuidado, que en tu verso Relates la historia O teme la maldición de un muerto Para esto te busqué Lejos en la Tierra del Norte Por la orilla salvaje del Báltico Yo, con mi mano infantil Domé el gerifalte Y, con mis patines bien atados Surqué el Estrecho medio congelado Que el pobre perro gimoteante Temblaba de caminar A menudo a su guarida helada Rastreé al oso gris Mientras de mi camino la liebre Huyó como una sombra A menudo a través del bosque oscuro Seguí el ladrido del hombre lobo Hasta que la alondra en ascenso Cantó desde el prado Salvaje era la vida que llevábamos Muchas las almas que volaron Muchos los corazones que sangraron Por nuestras severas órdenes Una vez mientras contaba con alegría Historias del tempestuoso mar Ojos suaves me miraron Ardiendo pero tiernos Y como las estrellas blancas brillan En el oscuro pino noruego Sobre ese oscuro corazón mío Cayó su suave esplendor Cortejé a la doncella de ojos azules Cediendo, pero medio asustada Y en la sombra del bosque Nuestros votos fueron plenos Bajo su chaleco suelto Aleteaba su pequeño pecho Como pájaros en su nido Asustados por el halcón Brillante en el salón de su padre Los escudos brillaban en la pared Cantaban fuerte los juglares Cantando su gloria Cuando del viejo Hildebrand Pedí la mano de su hija Mudos se quedaron los juglares Para escuchar mi historia Salvaje era la vida que llevábamos Muchas las almas que volaron Muchos los corazones que sangraron Por nuestras severas órdenes Mientras el ale marrón él bebía Ruidoso entonces el campeón reía Y como las ráfagas de viento llevan La espuma del mar brillante Así la risa fuerte de desprecio De esos labios no afeitados Desde el profundo cuerno de bebida Sopló la espuma ligeramente Salvaje era la vida que llevábamos Muchas las almas que volaron Muchos los corazones que sangraron Por nuestras severas órdenes Ella era hija de un príncipe Yo solo un vikingo salvaje Y aunque ella se sonrojó y sonrió Fui descartado ¿No debería la paloma tan blanca Seguir el vuelo del gaviotín? ¿Por qué dejaron esa noche Su nido desprotegido?