El canto no es solamente Fervor que se determina Es también sed que se inclina Por beber en la corriente Es un pétalo sonriente Y es peñascal de oración Ascua de sueño y pasión Que hundiéndose en cada cosa Desentierra una dichosa Noticia del corazón Si la troje manifiesta Su preñez, si el huerto ofrece La euforia que lo abastece De sombra y frutos en fiesta Si en una parva recuesta La alfalfa su resplandor Puedo agrupar el color De una sonrisa cansada Y palpar con la mirada La cicatriz del sudor Las cosas tienen sentido Si el canto que las convoca Lleva enterrado en la boca Gusto a un recuerdo querido El árbol acontecido Perdura en su resplandor Si el hacha del leñador Trocó su carne en madero La mano del carpintero Condecora su verdor Quien canta debe encender En la vigilia sus ojos Y encontrarle a los rastrojos El ruido del florecer Todo consiste en tener Memoria para el olvido Y echar al desconocido Transcurso de la costumbre Leopardos de dulcedumbre Y tórtolas de bramido