Ay, pájaro herido, ¿quién te encarceló? yo enterrara el alma de ese cazador. Plumaje de nieve, de oro y carbón, quien te ha encarcelado no tiene perdón. Pienso en aquel canto que un día sentí, y hoy que estoy tan lejos me acuerdo de ti. Barrotes y vallas te alejan del monte donde antes cantabas, te escuchaba el hombre.